jueves, 31 de marzo de 2016

Dia 15-26 Enero tarde-Ballarat


  Después de salir del parque volvimos en un taxi al centro de la ciudad, como por la mañana perdimos un tren que nos atrasó mas de una hora la visita al parque y esta se había prolongado bastante, el poder visitar el museo de los tranvías de Ballarat y el memorial que según google estaba muy cerca del museo resultaba prácticamente imposible, pero como todavía nos quedaban unos días de estancia en Melbourne, podía volver.
  Así que como el tren no saldría hasta las 6 de la tarde podíamos dar una vuelta por la ciudad, comer y después ver la estación cuyo edificio me pareció al llegar sencillamente fantástico. 


Todo el centro de Ballarat es idéntico, edificios antiguos por doquier.

  La verdad es que solo por ver la ciudad vale la pena desplazarse y hacer los 120km de distancia desde Melbourne, parece que el tiempo se hubiera detenido 30 o 40 años más tarde de su fundación en 1837, ya que encontrar edificios con fechas de construcción iguales o inferiores a los años 1880 es de lo más habitual en el centro, de hecho lo dificil en el centro es encontrar edificios posteriores a 1950.








  Yo estaba alucinando con el contraste de los edificios victorianos y los modernos coches que circulaban por la ciudad, ya que realmente si hubiera aparecido una calesa arrastrada por dos animales de tiro, creo que me hubiera sorprendido menos.









  Después de ver toda esta sinfonía de arquitectura "Old" y que por cierto estaba magníficamente conservada buscamos donde comer, para finalmente hacerlo en The Regent Multiplex, un sala de multicines que combinaba la modernidad con todo el sabor del cine clásico que rezumaba en sus paredes y que además tenía una cafetería con servicio de comidas, y en el que según mi hijo, se comió la mejor hamburguesa hasta el momento.









 Una vez finalizada la comida nos fuimos todo y que todavía restaba una hora para la salida del tren hacia la estación, y es que la cabra tira al monte y tenía ganas de visitarla en su totalidad ya que como dije al principio, me dio muy buenas sensaciones cuando llegamos.
 A medida que nos acercábamos, ver el paso a nivel, la caseta de control muy al estilo británico, el puente original de señales ya inoperativo pero conservado, y la entrada de la estación con los andenes totalmente cubiertos me encantaron, pero ver la fecha de construcción de la marquesina que "solo" era del año 1862 me dejo estupefacto, ya que la sensación, al menos de la parte exterior, es que estaba al 100% en estado original, pensar inmediatamente en que en España ya estaría o bien derruida o bien irreconocible, como se da en el caso de Príncipe Pío en Madrid, fue algo irremediablemente inmediato.







  Gracias a esta virtud de colocar en los edificios antiguos la fecha de construcción, pude darme cuenta de que al menos la estación se construyó en dos épocas distintas, ya que en uno de los módulos laterales del edifico principal constaba la fecha de 1869 y la preceptiva placa de "Victorian Railways", nombre de la compañía ferroviaria original.





  Manteniendo la tradición por la historia que ya había observado era una tónica general en el país, varios documentos enmarcados (alguno con los planos originales), explicaban detalladamente la historia de la estación.






  
 Después de hacernos algunas fotos en la pasarela de andenes me dispuse a hacer una visita a las instalaciones, pudiendo comprobar que aparte de una playa de vías bastante grande, ya que es terminal de línea de recorridos regionales, Ballarat tiene asimismo un centro de mantenimiento de Bombardier que es el fabricante de la última generación de unidades para transporte de viajeros.







   Ya a media tarde subimos a la unidad que nos llevaría a Melbourne, fotografiando a la salida el pequeño grupo de locomotoras de vapor que vi fugazmente cuando llegamos por la mañana, mi hijo además me hizo la observación de que había visto un tranvía estacionado en medio de una granja muy cercana a la vía, si podía tener alguna duda sobre si volver o no, esta quedaba despejada en ese momento, habían demasiados cabos sueltos para juntar en Ballarat, ¡¡ volvería ¡¡.






  Finalizamos el día con una sesión de baño y sauna en las instalaciones del hotel, realmente nos supieron a gloria, además el día siguiente me esperaba un día movido.






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