jueves, 1 de febrero de 2018

Día 21-1 de febrero tarde, visitando el museo naval 1ª parte


  La mañana había sido muy buena  llegando al hotel después de comer con mis nuevos amigos, mi hijo, ¡¡ estaba despierto ¡¡ y dispuesto a visitar el museo naval, no abrí boca para no darle la oportunidad a que se arrepintiera. 





  La visita empezaría viendo el destructor, para posteriormente visitar el submarino, no así la patrullera que estaba en mantenimiento, la zona de taquillas ya daba un poco la idea de lo que podíamos esperar, con múltiple material naval expuesto, en el que destacaba un torpedo seccionado y suspendido en el aire.


  El destructor con el numeral D11 fue construido en su momento en el arsenal de la Isla Cockatoo que había visitado por la mañana, desde el mismo pude obtener una vista más precisa de la patrullera que compensaba un poco el hecho de no poder ser visitada, el buque esta muy bien conservado, vimos primero la zona de cocinas, despensa y comedores tanto de oficiales como de marinería, dejando evidente que las clases son las clases, en cualquier circunstancia de la vida.









  Posteriormente fotografié a mi hijo dentro del famoso montaje antiaéreo Bofors de 40mm que no creo haya dejado de utilizar ninguna marina occidental, otro de los lugares mas impactantes de ver, es sin lugar a dudas el interior de la torre principal de tiro, con el sistema automático de carga de proyectiles.








  Mientras visitábamos el resto de instalaciones, médicas, sanitarias,sala de radio, gimnasio y las letrinas, descargó una impresionante tormenta, algo a lo que todo y ser verano, empezábamos a estar acostumbrados, esperando un poco a que se despejara para continuar nuestra visita recorriendo el submarino.







  Subir a un submarino es toda una experiencia, aunque para personas con problemas de claustrofobia es un sitio totalmente desaconsejable, en si los elementos eran repetitivos respecto a los del destructor, pero a una escala sensiblemente reducida, especialmente las letrinas y la zona de literas reducida a la mínima expresión, todo y que al ser de un modelo ya bastante posterior a los de la segunda guerra mundial, daba una clara sensación de ser bastante mas "habitable".
















  La parte mas diferente era la correspondiente al control del submarino y la sala de mandos con el periscopio.














  Al salir del submarino aprovechamos a observar la patrullera que eventualmente no se podía visitar para posteriormente entrar en el museo propiamente dicho...





Próximo capítulo día 21-1 de febrero , visita al museo naval 2ª parte 

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